Con la edad perdemos masa muscular, fuerza y funcionalidad. La actividad física regular, el trabajo de fuerza y el consumo adecuado de proteínas son fundamentales para paliar los efectos negativos en la salud que implica este proceso de pérdida de masa muscular.
Las necesidades proteicas de los mayores son distintas a las de otros grupos.
El mantenimiento de la masa muscular es un balance entre la síntesis de proteínas musculares (anabolismo) y degradación de las mismas (catabolismo), esto puede dar lugar a la pérdida de masa muscular o ganancia de músculo.
A medida que envejecemos se producen cambios en nuestra composición corporal, entre ellos, una mayor acumulación de grasa y una disminución de la masa muscular.
Una adecuada nutrición, realizar ejercicio físico y el trabajo de fuerza, son fundamentales para evitar que la degradación de proteínas musculares sea superior a la síntesis de las mismas. Debemos pues, también incrementar el consumo de proteínas, evitando así lo que se conoce como Sarcopenia (afección que se caracteriza por la pérdida de masa, fuerza y funcionamiento de los músculos en los adultos mayores. Esto incrementa la perdida de independencia funcional, riesgo de caídas y fracturas, y otros inconvenientes).
La recomendación general de consumo de proteínas es entre 0,8g y 1g por kg de peso. Rango inferior para las personas sedentarias y superior para las personas activas y que realizan actividad física.
En el caso de los adultos mayores de 65 años, un consumo de proteínas entre 1,2g y 2,0g por kg de peso sería lo recomendable. Nuevamente, rango inferior para las personas sedentarias y superior para las personas activas y/o que realizan entrenamiento. Es importante destacar que, a esta edad, es importantísimo entrenar fuerza para paliar los efectos secundarios de la edad.